viernes. 26.04.2024

Más agravios para la educación en Extremadura

Brillante idea la de la Consejería de ¿Educación? del Gobierno de Extremadura: la implantación de diez días de clases durante el verano. ¡Lo que van a aprender nuestros alumnos! ¡Qué tranquilidad para nosotros –padres- al ver que estas clases particulares van a suponer un seguro éxito en los exámenes de septiembre de nuestros hijos! Por supuesto, el calor es solo anecdótico.

Brillante idea la de la Consejería de ¿Educación? del Gobierno de Extremadura: la implantación de diez días de clases durante el verano. ¡Lo que van a aprender nuestros alumnos! ¡Qué tranquilidad para nosotros –padres- al ver que estas clases particulares van a suponer un seguro éxito en los exámenes de septiembre de nuestros hijos! Por supuesto, el calor es solo anecdótico. ¿A quién le preocupa que un aula ronde los treinta y muchos grados de temperatura? Un buen abanico y un botijo para mitigar la sed y asunto zanjado.

Estamos en época de recortes en educación. No insistimos más en el tema porque, a estas alturas, todo el mundo conoce ya sus consecuencias. Y en medio de esta política de ahorro, se pretende gastar tres millones de euros en esta iniciativa. ¿Adónde ha ido a parar la cordura en este país? Nuestros alumnos –e hijos- no recibirán clases de refuerzo durante el curso escolar (no hay dinero), probablemente desaparecerán las tutorías, modalidades de bachillerato, cientos de docentes acabarán en el paro (no hay dinero) y, milagrosamente, florecen los euros para afrontar este gasto absolutamente innecesario e inútil.

En principio, estas clases son voluntarias. Esto quiere decir que serán los centros educativos quienes decidan si las imparten o no. Empezaremos así y acabaremos –previsiblemente- asumiéndolas todos los profesores porque se convertirán en obligatorias (y no quiero ser ave de mal agüero); no olvidemos que el mes de julio no está incluido dentro de nuestro período vacacional. Los sindicatos protestan, los profesores expresamos nuestra disconformidad y explicamos por qué estas clases no van a servir absolutamente para nada; pero se hace oídos sordos a nuestras opiniones. Parece que los interesados poco o nada podemos decir, una vez más.

Si el propósito es ayudar a los alumnos con carencias en determinadas áreas, lo lógico sería la impartición de refuerzos a lo largo del curso escolar, recurso este imposible – a día de hoy- si disminuye el número de docentes. No está en el propósito de los profesores aumentar nuestro salario en unos euros, que a todos nos vienen bien. Tampoco nos quejamos porque nos hagan trabajar en verano –siempre habrá quien así lo piense, que para eso el pensamiento es libre. Pero si alguno cree que esto es la solución contra el fracaso escolar, nosotros consideramos que no es más que otro experimento con gaseosa.

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