martes. 14.05.2024

El dolor

Habitualmente en nuestro nivel evolutivo, haciendo referencia a los artículos de la escala evolutiva, donde el dolor se manifiesta en toda su amplitud debido a que tenemos activo todo el sistema emocional, se carece de la inconsciencia de las anteriores etapas y de las más amplias capacidades de los siguientes niveles, por eso es inesperado y por eso es emocional
El dolor emocional
El dolor emocional

El dolor surge ante lo inesperado, porque cuando uno lo espera queda muy mitigado. Me estoy refiriendo al dolor emocional.

Habitualmente en nuestro nivel evolutivo, haciendo referencia a los artículos de la escala evolutiva, donde el dolor se manifiesta en toda su amplitud debido a que tenemos activo todo el sistema emocional, se carece de la inconsciencia de las anteriores etapas y de las más amplias capacidades de los siguientes niveles, por eso es inesperado y por eso es emocional.

La vida transcurre dentro de unos márgenes donde todo lo que ocurre entra teóricamente dentro de lo previsible a no ser que intervenga esa herramienta que tenemos los humanos que conocemos como el libre albedrío, capacidad de elegir o de escoger entre varias opciones, porque entonces puede suceder que lo que era previsible se convierta en imprevisible y, como consecuencia, en potencialmente doloroso, sobre todo para quienes carecen de flexibilidad mental. Estos reaccionan al dolor con agresividad tomando decisiones sin meditar y obteniendo, en consecuencia, unos resultados que probablemente aumentarán su dolor y agresividad, entrando en un círculo vicioso del que solo el tiempo les permitirá salir. Mientras, los más flexibles reaccionan adaptando su postura mental para que el dolor sea menor y les permita tomar decisiones mas objetivas. Por tanto, dolor y rigidez van unidos y paralelamente lo están la flexibilidad y la objetividad.

En el entorno tenemos ejemplos para entender de lo que estoy hablando. Tanto en el caso de la muerte de un hijo o de un familiar o de alguien querido, como en el caso de una quiebra económica o de una ruptura de pareja o la disolución de un grupo de trabajo. Todo depende de la flexibilidad y de la capacidad que tengamos para mirar un poco más lejos.

Por supuesto no existe dolor sin pérdida, nos duele la pérdida de alguien o de algo y es entonces cuando sentimos que estamos apegados. Los apegos nos consumen mucha energía, la necesitan para estar presentes, para reivindicar su existencia, para hacer que creamos “que las personas y las cosas nos pertenecen”.

Cuando tenemos una pérdida no duele el corazón, que lo comprende todo, que lo asume todo y lo perdona todo. Lo que nos duele es la mente que controla los apegos, son las expectativas que nos hemos creado con relación a las personas y a las cosas, son las esperanzas frustradas que habíamos generado lo que nos duele. Es entonces cuando debemos volver la mirada al corazón y preguntarle lo que necesitamos saber, pero sabiendo que el corazón no te va a responder con razonamientos sino con sentimientos y emociones, algo que no debemos interpretar con nuestra mente, por el contrario debemos dejar que los sentimientos que nos lleguen actúen como un bálsamo que nos hará ver las cosas desde una perspectiva diferente. Y es que “el corazón tiene razones que la razón no entiende”.

Hasta la próxima amigos.

Un abrazo

Agustín

El dolor