viernes. 19.04.2024

Jevero: Otro Turismo es posible

Escribo estas líneas, sabiendo que no serán de agrado de muchas personas, pero no puedo desaprovechar la oportunidad que me presta esta ventana que abrimos cada martes e invitaros a reflexionar sobre el turismo y su impacto en Jevero, una de las piscinas naturales más hermosas de la Sierra de Gata.

Recuerdo el Jevero de mi infancia y no lo reconozco en el de hoy, un espacio sobreexplotado, sin control alguno, en el que encontrar un lugar para poner la toalla y darte un baño, durante los fines de semana, es misión imposible. Y que conste que no es un discurso contra el turismo, ni quiero la piscina sólo para mi, nada más lejos de la realidad, pido para Jevero una gestión responsable y sostenible del turismo, porque Acebo es agua, y esas piscinas son patrimonio natural y hay que encontrar el equilibrio entre los beneficios que genera el turismo y su conservación.

Evidentemente, el turismo es una actividad importante para la economía local, pero ¿lo es el turismo masivo que cada fin de semana llena Jevero de coches y autobuses? ¿Qué beneficios genera? El turismo masivo sin control se convierte en un deteriorador del medio ambiente natural y social de Jevero.

El turismo produce un impacto directo e indirecto sobre la sostenibilidad económica, social, ambiental y cultural del entorno al que afecta, y es nuestra responsabilidad que ese impacto no sea negativo. 

La visión de Jevero atestado de personas y coches, en ocasiones resulta claustrofóbica, y si analizamos el impacto, con el paso del tiempo, encontraremos, el deterioro de los recursos naturales, el consumo excesivo de energía, la contaminación de la tierra, el agua y el aire por los diferentes residuos y vertidos, junto con la emisión de gases efecto invernadero que provoca el transporte. Un recurso deja de ser rentable cuando empieza a tener síntomas de agotamiento, y Jevero está estresado.

Que conste, que es emocionante, comprobar que a pesar del fuego, Jevero sigue vivo, que cada persona que lo visita y lo disfruta lo recupera, pero si hasta el amor cuando es excesivo asfixia, con más motivo, el turismo. 

A mi, como turista y como acebana emocional, me gustaría una gestión sostenible del turismo en Jevero, y entiendo por sostenible, aquello  que optimiza los beneficios sociales y económicos del presente, sin poner en riesgo el potencial para obtener beneficios similares en el futuro. El turismo necesita una buena gestión ambiental, comprometerse a  la conservación de los recursos naturales y culturales sobre los que se sustenta y que, por tanto, reconoce explícitamente las necesidades de protección del medio ambiente, y en este caso de Jevero y su entorno. 

Para ello, es necesario un cambio en el comportamiento social, nuevas ordenanzas ambientales a nivel municipal, planificación y procedimientos de control del desarrollo, entre otras, y generar un proceso participativo para el desarrollo de una política turística local, en la que todas las partes interesadas y especialmente la comunidad local son consultadas y escuchadas, y en la que la sostenibilidad sea el eje integrador, con una planificación del turismo respetuosa y eficiente, evaluando el impacto, nunca en detrimento de la localidad, Acebo, respetando la cultura local, y también, límites, porque son necesarios, hay que limitar el crecimiento del turismo, para no agotar los recursos. Si queremos disfrutar de Jevero y su entorno, y queremos seguir siendo un referente turístico, habrá que ponerle puertas al campo,  porque es necesario, porque hay que proteger nuestro patrimonio natural,  y el impacto del turismo debe ser mínimo y respetuoso con el recurso y la población local.

Queremos Jevero para rato, y el turismo, sólo es beneficioso, si lo es para todas las partes y sectores implicados,  y con un ritmo más lento, se baila mejor.

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