sábado. 20.04.2024

Vecinas de Villasbuenas de Gata, italianos, portugueses y de otros puntos de la región han participado a lo largo del curso escolar en la primera edición de la escuela de carpintería y ebanistería tradicional de El gramil del maestro.

La asociación cultural comenzó a funcionar el pasado curso para transmitir los conocimientos que en la materia traían en sus maletas los madrileños Andrés y Carlos.

Trece alumnos con edades comprendidas entre los 20 y los 60 años han aprendido  talla, taracea a trabajar con material de reciclaje y a hacer de la nada un montón de bonitos mueblesA petición de uno de sus alumnos, los maestros organizaron un curso de talla y también han elaborado dos veladores de taracea, tres banquetas, un soporte para una picadora de carne, tres librerías y tres maceteros. Sus buenos resultados y disposición han motivado que algunos albañiles e incluso administraciones realicen a El gramil del maestro sus propios encargos.

El próximo año realizarán un monográfico sobre torno y los estudiantes del curso pasado serán quienes enseñen sus conocimientos a los recién llegados. “Queremos incidir en la importancia de la transmisión del conocimiento de unas generaciones a las siguientes”, comenta Andrés, “en la recuperación de la figura del aprendiz”, añade Carlos.

El gramil del maestro ya cuenta con su propio almacén de materiales “casi todos reciclados”, apunta Carlos, que viaja de vertedero en vertedero buscando piezas que luego resultarán ser mesas, sillas, cuarterones, estanterías.... A los dos bancos de carpintero que tienen ahora y a las herramientas de su equipo --muchas de ellas elaboradas por los propios alumnos como los propios bancos o la maza de talla-- esperan sumar más maquinaria y ampliar horario. Si hasta ahora han estado impartiendo clases por la mañana, el próximo curso las clases serán en horario de mañana y tarde.

“Las perspectivas son halagüeñas porque los encargos no dejan de surgir”, comenta Andres.  Si hablamos desde el punto de vista económico la experiencia “rentable no es por el gran número de horas que implica”, coinciden Carlos y Andrés. Pero desde el punto de vista personal también coinciden en declarar que  “la satisfacción es enorme porque de la nada hemos logrado lo que nos habíamos propuesto, la transmisión de conocimientos”.

En su opión las clases de carpintería “se está convirtiendo, de alguna manera, en un semillero de empresas” y añade “uno de nuestros alumnos está pensando montar una empresa relacionada con el sector”.

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El gramil del maestro prepara su segundo curso con importantes novedades