Existen personas a las que el día les cunde como semanas y existe otro grupo de personas, entre el que me encuentro, que al día le faltan horas.
Si yo estoy en este segundo grupo, Irene Pereira Sánchez pertenece al primero. Ella es de las personas que al mismo tiempo que son capaces de sacar la tercera mejor nota de Selectividad de toda la región --nada más y nada menos que un 9.864-- son capaces de ir de fiesta. Y es que la jovencísima Irene se declara “muy fiestera”.
Salvo un lapsus infantil en el que la joven quiso ser periodista, siempre ha tenido claro que quería seguir los pasos de su madre y, como ella, ser farmacéutica. Pero, a diferencia de su progenitora, ella no dirigirá una oficina de Farmacia “me quiero dedicar a la investigación, trabajar en un laboratorio farmacéutico porque la farmacia siempre la tendré en casa”.
De momento, el año que viene se marcha a Salamanca a iniciar sus estudios universitarios. “Me apetece mucho; si nunca dejas a tus padres, nunca aprenderás a vivir de forma autónoma”, declara esta chica tan sensata.
Junto a las matemáticas o la física y química lo que más le gusta a Irene son “los idiomas, viajar y conocer gente nueva”. Por eso, confía --si es que aún existen-- en lograr una beca Erasmus para estudiar en un país extranjero “al menos, un cuatrimestre”.
Si hablamos de estudios, Irene lo tiene claro: “Si trabajas a diario, siempre encuentras tiempo para salir con las amigas, pero si lo vas dejando para el final, siempre te quedará algo por hacer y será un desastre”. Confiesa que no tiene hobbys. Mi ocio es estar de fiesta, con mis amigas. Me encanta San Buenaventura”. No vayan a creer ustedes que Irene es una ratita de biblioteca. “Yo piso mucho la calle mucho porque me encanta estar por ahí pero sé organizarme”, declara y añade “si trabajas a diario, los fines de semana los tienes siempre libre”. Llegadas a este punto la brillante estudiante matiza; “Las notas no se sacan así como así y requieren su esfuerzo, pero no me he privado nunca de salir con mis amigas aunque también siempre hay algo a lo que renuncias”.
Y entre los libros y las amistades su tiempo rebosa de acción, alegría y conocimiento.
Si hablamos de vacaciones, Irene no sabe aún cómo afrontar el verano. “Se me hace raro, después de tanto trabajo tener tanto tiempo libre; quizá vaya a la playa con mis amigas o mis padres, pero aún no lo sé porque en estos momentos me estoy sacando el carnet de conducir”.
Así como las matemáticas o la química le resultan asignaturas fáciles, la educación física es su hueso particular. “Soy muy patosa y entonces me toca aplicarme más y pasarme las tardes en el polideportivo intentando mejorar”.
Irene no ha copiado nunca en un examen “prefiero ganármelo por mis propios medos”. Y a los estudiantes recomienda constancia y tesón en los estudios, que no pierdan el tiempo. En definitiva su consejo es “ser responsable de tus actos y consciente de sus consecuencias”. Por si alguien no lo sabe, esta joven tiene apenas 17 años.
Así como se confiesa “muy fiestera” también confiesa ser “muy caótica cuando tengo que estudiar. Yo necesito tener todo a mano y por eso parece todo tan desordenado”. Este caos le acarrea más de una regañina materna.
Esta futura universitaria habla con un cariño profundo sobre su instituto, el IES Jálama de Moraleja. “Siempre lo voy a recordar con mucho afecto porque tanto los profesores como los compañeros son muy cariñosos, siempre te ayudan con tus problemas”. “Es como una gran familia y la voy a echar de menos”, concluye.
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