sábado. 20.04.2024

El coste mínimo de un entierro ronda los 3.500 euros de media, según la Unión de Consumidores

La muerte es un viaje sin retorno que todos tenemos que realizar, sin embargo el precio del billete supera con creces cualquier viaje de ida y vuelta. Tramitar los documentos correspondientes, elegir un ataúd, las flores, el transporte, la inhumación, convierte este ritual de despedida en un reembolso considerable para la familia

Cementerio de Cambados bajo las ruinas de un monasterio. JMLG
Cementerio de Cambados bajo las ruinas de un monasterio. JMLG

Inhumaciones, cremaciones o donar el cuerpo a la ciencia. Tras la muerte, el alojo de los restos del fallecido se puede hacer de diversas maneras. En España, la práctica más utilizada es la inhumación, aunque cada vez hay más cremaciones, de hecho la media de incineraciones es del 33%.

En algunos casos, la incineración es más barata, pero tampoco es una regla aplicable a todos los municipios españoles.

La muerte es un viaje sin retorno que todos tenemos que realizar, sin embargo el precio del billete supera con creces cualquier viaje de ida y vuelta. Tramitar los documentos correspondientes, elegir un ataúd, las flores, el transporte, la inhumación, convierte este ritual de despedida en un reembolso considerable para la familia.

Hay entierros y precios para todos los gustes, y el coste final dependerá de lo que queramos gastarnos en los costes funerarios (ataúd, tanatorio, flores, esquelas…) y en lugar que elijamos para el entierro.

La cuenta por favor

Como en cualquier factura, el precio de la muerte también se desglosa en partidas,  productos o servicios, el primer gasto que tendremos que afrontar será el trámite de documentación, que consiste en obtener el certificado de defunción, baja en el registro civil del fallecido y autorización de la licencia de inhumación o incineración, todo por unos 200 euros de media.  

El segundo paso será elegir un ataúd, cualquier funeraria pondrá a nuestra disposición un gran catálogo, con precios para todos los bolsillos, desde los 550 euros (estos normalmente son utilizados para entierros de beneficencia) hasta los 7.000 euros (aunque probablemente nos podamos encontrar precios más altos), la diferencia entre unos y otros radica en el material con el que están fabricados y su ornamentación. Aunque el coste medio por féretro es de unos 1.800 euros aproximadamente.

El coche fúnebre, será otro gasto ineludible, el precio de este dependerá del servicio a realizar, los kilómetros que tengan que recorres desde el lugar del fallecimiento, al tanatorio, cementerio, etc., el servicio mínimo no bajará de media de los 250 euros, el kilómetro de media se cobra aproximadamente a 1,10 euros.

El tanatorio es otro gasto extra que tendremos que afrontar, a no ser que optemos por velar a nuestro ser querido en casa, como ataño, o bien algunos hospitales o residencias también disponen de salas gratuitas. No obstante, si nos decidimos por su contratación el precio medio de una sala es de 600 euros diarios.

Las flores, ya sean coronas, centros, ramos… la variedad de arreglos florales es tan amplia como sus precios. Nos podemos encontrar coronas desde los 105 euros de media, ramos por 25 €, todo dependerá de nuestro presupuesto. Es cuestión de comparar y encontrar la oferta que mejor se adapte a nuestras necesidades.

La lápida, es otro gasto que tendremos que abonar en caso de inhumación o resto en columbarios, desembolso que no bajará de los 270 euros de media.

Y como no, ahora tendremos que decidir entre la inhumación o la incineración, pero ¿que es más barato?, ¿donde podremos descanar?

En busca de un lugar donde descansar

Otra de las decisiones que tendremos que tomar es donde descansarán los restos, decantándonos por la inhumación o la incineración.

Una opción cada vez más demandada y en auge es la incineración, de hecho más del 30% de las defunciones en nuestro país optan por este sistema. La incineración tiene un coste medio en nuestra región de 550 euros. A este precio tendremos que sumarla el coste de una urna (unos 120 euros de media).

Si elegimos la inhumación, el coste será fácil de averiguar, ya que los ayuntamientos publican en sus ordenanzas el precio que tendremos que pagar por la contratación de nichos, panteones, mausoleos, etc., así como por los gastos de enterramiento, colocación de lápida, etc. Pero este gasto será mayor dependiendo de la localidad donde nos enterremos, así como de la opción de enterramiento que elijamos (nichos, panteón). Por ejemplo un nicho en cuarta fija en Badajoz costará un 120% más que en Mérida.

Además, hay que tener en cuenta que en Cáceres, Don Benito y Mérida, el precio del nicho dependerá de la fila, situación (cementerio nuevo o viejo), etc., que nos toque a la hora de optar por un nicho, ya que la diferencia entre la primera y la última fila, puede suponer un incremento de casi el 250% en el caso de Cáceres.

Subidas en plena crisis

Si tuviésemos que hablar de ajuste de precios, diríamos que la muerte quizás sean de los pocos servicios que en estos años de coyuntura económica no ha rebajado sus precios. De hecho se ha incrementado y mucho en algunas partidas, primero respecto a los impuestos, no podemos olvidar que este sector vio como se modificaba el impuesto de valor añadido (IVA), pasando del tipo reducido al general o sea del 8 al 21%.

Asimismo, los ayuntamientos han incrementado sus tasas de forma exponencial en algunos casos, basando la subida en nuevas zonas del cementerio, falta de terrenos, etc., ello ha supuesto que por ejemplo Cáceres se haya incrementado la tasa más de un 300%.

Pero, ¿Cuál es el precio de la muerte?

Lo primero que deberíamos saber es que podríamos no gastar nada en este último viaje si optamos por donar nuestro cuerpo a la ciencia. En caso contrario, tenemos que preparar el bolsillo para hacer frente a un gasto que sin tenemos en cuenta los servicios mínimos  y gastos medios (tramitación documentación 250 €, ataúd 1.800 €, coche fúnebre 250 €, tanatorio 600 €, nicho a más de 5 años e inhumación 630 €), el gasto a duras penas bajará de los 3.500 euros.

¿Contrato un seguro de decesos?

En España, la costumbre de pagar en vida y en forma de póliza mensual o anual los costes del entierro se hereda de generación en generación y, en demasiados casos, se sigue abonando por inercia. "Cómo voy a darme de baja ahora que ya llevo pagando 20 años, saldría perdiendo", es un argumento tan común como erróneo. Aunque las cuotas que se pagan por el seguro de decesos son normalmente poco cuantiosas -la patronal del sector calcula que cada familia destina, de media, 3,6 euros por cada mil euros del gasto total-, a la larga pueden representar un desembolso excesivo. Por eso se recomienda hacer números y reflexionar sobre si merece la pena seguir pagando esta póliza. Podríamos, sin ir más lejos, estar incurriendo en un sobre aseguramiento al pagar por un servicio cubierto con otra póliza. Los seguros de vida ligados a hipotecas, o a otros productos financieros como tarjetas de crédito y préstamos personales, por ejemplo, pueden cubrir holgadamente los gastos del sepelio.

Las pólizas son bien diferentes de una a otra compañía, y los precios muy distintos también de unas ciudades a otras: hay que hacer cuentas, y decidir.

El seguro de decesos puede tener carácter indemnizatorio: la compañía entrega a los beneficiarios de la póliza una cantidad de dinero fija y previamente estipulada para que con ella se cubran los gastos funerarios. La forma de proceder es similar a la de las pólizas del hogar; las compañías disponen de un directorio de empresas con las que trabajan (velatorio, flores, ataúdes, coches…) y la familia del fallecido elige una o varias de ellas. Pero lo contratado es una prestación de servicios y no los de una funeraria en concreto, por lo que el asegurado es libre de seleccionar las empresas que prefiera. Si la póliza era de prestación de servicios, la aseguradora debe encargarse también de las gestiones burocráticas (obtención del certificado de defunción, inscripción del deceso en el Registro Civil, solicitud de la licencia de entierro o incineración). Y, además de cubrir los costes del féretro, debe pagar los del acondicionamiento del cadáver, las coronas de flores, el transporte al cementerio en coche fúnebre, las esquelas, la mesa de firmas y los gastos y gestiones para el traslado del fallecido a cualquier lugar de España o del resto del mundo

Morir sin gastos

Donar el cuerpo a la ciencia es todo un regalo para que futuros médicos examinen en sus facultades de medicina la anatomía del cuerpo humano. Es un acto voluntario y altruista, que no reporta ninguna recompensa para quien pone su cuerpo a disposición del estudio científico, pero que cada vez cuenta con más adeptos, sobre todo desde que empezó la crisis, ya que tampoco supone ningún coste para el difunto o su familia.

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