jueves. 28.03.2024

Patrimonio inicia por segunda vez el expediente para la declaración de Bien de Interés Cultural de Vegaviana

Esta es la segunda ocasión en la que la Consejería de Educación y Cultura inicia el proceso para la declaración del pueblo dibujado por el prestigioso arquitecto Fernández del Amo como Conjunto Histórico. También serán declaradas las seis capilla--escuelas diseñadas por Manuel Jiménez Varea y situadas en los términos municipales de Vegaviana, Cilleros y Moraleja

Vegaviana Imagen de Alejandro Illera
Vegaviana Imagen de Alejandro Illera

Tal como adelantó ayer a sus lectores www.sierradegatadigital.es a través de sus redes sociales en Facebook y Twitter, la Consejería de Educación y Cultura ha iniciado, con su publicación en el Boletín Oficial de Extremadura, la declaración de Bien de Interés Cultural a favor del pueblo de colonización de Vegaviana y sus Escuelas-Capilla en los términos municipales de Vegaviana, Moraleja y Cilleros, en la categoría de Conjunto Histórico.

La Convención para la salvaguarda del patrimonio cultural inmaterial, adoptada por la UNESCO en 2003, y ratificada por España en 2006, define entre los Bienes Inmuebles que pueden ser declarados de Interés Cultural, aquellos con categoría de Conjunto Histórico, como la “agrupación homogénea de construcciones urbanas o rurales que destaque

por su interés histórico, artístico, científico, social o técnico que constituyan unidades claramente delimitables por elementos tales como sus calles, plazas, rincones o barrios”.

En este sentido, Vegaviana y los elementos dispersos relacionados con ésta, sus Escuelas-Capilla, que se distribuyen por los términos municipales de Vegaviana, Moraleja y Cilleros conforman un conjunto relevante en el contexto del Patrimonio Histórico y Cultural Extremeño cuyos valores justifican la incoación de expediente para su reconocimiento como Bien de Interés Cultural.

En este sentido, cabe reconocer que los poblados de colonización, entre los que se encuentra Vegaviana, son fruto del fenómeno de la colonización, que se desarrolla en una etapa de nuestra historia reciente, ligado a una intensa política de obras de ingeniería y de arquitectura y que tiene por objetivo la transformación del medio físico así como del marco social, económico y cultural de los pueblos en los que se impulsa.

Y, sin duda, en este proceso, el arquitecto José Luis Fernández del Amo, autor de Vegaviana, es un actor destacado; de hecho, es uno de los protagonistas del desarrollo de la arquitectura española en la segunda mitad del siglo XX y su obra ha sido ampliamente reconocida a nivel nacional e internacional.

Del Amo plasmó, en Vegaviana (1954-1959), un ideario plástico que enriquece el paisaje del conjunto del pueblo, así como la calidad y los matices de los espacios habitacionales. El resultado causa un gran impacto visual por su armonía y belleza estética: la textura de los edificios juega con el color y la luz; la pureza de líneas enlaza con el concepto moderno de arquitectura, la racionalidad; la cadencia y armonía, conseguidas con la repetición ordenada de determinados elementos constructivos, consiguen un efecto hipnótico en el espectador que contempla un marco inigualable de arquitectura inserta en un espacio natural. Se logra así un acuerdo entre la condición moderna y la interpretación de la tradición urbanística popular heredada.

El proyecto de Vegaviana se completó con la construcción de casas diseminadas de colonos en los campos alrededor del pueblo y las seis Escuelas-Capilla, realizadas por el arquitecto Manuel Jiménez Varea en 1966, denominadas Mata Baja, La Morra, La Quinta y Las Porciones (en término de Vegaviana), Mata Alta (en término de Cilleros) y Rozacordero (en término de Moraleja).

Las viviendas quedaron enlazadas unas a otras a través de grandes bloques de pizarra encalada. El resultado es un juego de volúmenes con efectos de claroscuro en sus parámetros. En total se construyeron 340 viviendas para colonos y 60 para obreros.

Originariamente, el proyecto contaba con la construcción de una Iglesia, Ayuntamiento, Edificio Social y Casa de la Hermandad, escuelas, viviendas de maestros, viviendas de artesanos, médico y alguacil, viviendas de comerciantes, viviendas de colono y viviendas de obreros.

Las viviendas de colonos tienen una o dos plantas, y entre 3 y 5 dormitorios. Todas disponen de una serie de espacios comunes: cocina, comedor, despensa, aseo, dependencias agrícolas, porque de maquinaria, granero, y cuadra para el ganado.

Por su parte, las viviendas de obreros se organizan en pequeñas manzanas de doce unidades. En general, éstas se localizan en el interior de los espacios no ocupados por las viviendas de colonos.

Por otro lado, difícilmente se puede valorar la verdadera dimensión del patrimonio inmueble de Vegaviana, encarnado en su núcleo urbano y los elementos dispersos asociados, sin tener en cuenta su estrecha relación con la creación de una nueva identidad social y una nueva cultura del trabajo, interiorizada por los colonos, verdaderos artífices de la experiencia de la colonización. Esta dimensión inmaterial del patrimonio del pueblo de colonización de Vegaviana y sus Escuelas-Capilla también debe ser digna de reconocimiento.

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