viernes. 19.04.2024

El rusco (Ruscus Aculeatus L.) en la botica serrana

Planta mágica desde siglos, unida a fuertes supersticiones, ya en la edad media se le atribuían poderes para alejar las tormentas y ahuyentar a las brujas.
Antiguamente se le dió muchos usos, algunos muy curiosos, como aquél que le otorgó el nombre de "espina ratera"

Ruscus aculeatus
Ruscus aculeatus

El rusco, brusco, arrayán salveje, arrayán morisco, jusbarba, chusbarba, albernera, escobina, sardonilla, gilbarbeira, xilbarda o xarda, son algunos de los numerosísimos nombres con los que se conoce a esta planta por toda la Península Ibérica.

Se trata de una planta perenne y dioica, con cepa subterránea que no suele pasar del metro de altura. 

Vive en bosques umbríos, especialmente de montaña, asociado a encinas, robles o castaños.

Su tallo modificado en forma de hojas que terminan en espinas, es un vástago verde oscuro y sus verdaderas hojas son muy pequeñas.

Florece en primavera y sus flores unisexuales surgen en medio de la ramita modificada a modo de hoja, originando en otoño un fruto muy llamativo, globoso y de color rojo intenso.

Virtudes

Conocido por los griegos como "arrayán salvaje" por su parecido con el mirto, sus virtudes medicinales se conocen desde antiguo, pues forma parte del 
conocido "Jarabe de las cinco raíces", junto al hinojo, apio, espárrago y perejil.

Contiene saponinas, sales potásicas y flavonoides, especialmente en la raíz.

Sus principales propiedades son la vasoconstrictora, antinflamatoria, aperitiva y diurética.

En infusión, utilizaremos unos 40 gramos de raíces y tallos por cada litro de agua, que endulzaremos con miel casera y tomaremos antes de cada comida.
Ayudará con las afecciones renales, el reúma y la gota.

Debemos tomarlo con precaución, debido a su toxicidad a altas dosis, así como evitarlo en embarazadas y lactancia.

En el uso externo, podremos usar esta misma infusión para tratar varices y hemorroides, pero lo ideal es preparar un unguento más concentrado y aplicarlo en la zona afectada.

Los brotes tiernos del rusco se consumen frescos a modo de espárragos, con propiedades aperitivas y diuréticas.

Sus bayas rojas son tóxicas, consumidas por los niños, provocan vómito, diarreas y hasta convulsiones.

Planta mágica desde siglos, unida a fuertes supersticiones, ya en la edad media se le atribuían poderes para alejar las tormentas y ahuyentar a las brujas.
Antiguamente se le dió muchos usos, algunos muy curiosos, como aquél que le otorgó el nombre de "espina ratera", ya que se utilizaba para cubrir los garfios de los que colgaban los jamones y quesos, para que los ratones se pinchasen con sus espinas y desistiesen de su empeño.
 

El rusco (Ruscus Aculeatus L.) en la botica serrana