jueves. 25.04.2024

EL SIGLO XX-2. La familia Ojesto: se redescubre la fala

En el artículo anterior decíamos que a comienzos del siglo XX se consolida el regionalismo cultural. Éste hemos de entenderlo como como la valoración y defensa de lo propio de cada territorio y en forma especial las costumbres y la lengua. Esa valoración de la lengua propia hizo que en muchas ocasiones ésta dejase de ser considerada como un vulgarismo para reconocérsele su propia identidad y singularidad. Es lo que pasó con la fala

Sa Martín de Trevellu
Sa Martín de Trevellu

Don Nicolás-María de Ojesto y Díaz-Agero había nacido en Salamanca (1889) y era miembro de una familia adinerada de la que formaba parte, entre otros, el primer conde de Malladas que en nuestra comarca era propietario de sendas dehesas en Gata y Santibáñez el Alto. 

En su localidad natal don Nicolás se doctoró en Derecho. Poco después casó en San Martín de Trevejo con una Godínez de Paz, cuya familia era de las más ricas de la Sierra. La rama a la que pertenecía la esposa de don Nicolás tenía extensas propiedades en San Martín y en Villamiel. Antes de casarse y para que nadie dijera que el novio no tenía donde caerse muerto su padre le compró el hermoso castañar de El Soto, a ambos lados de la carretera de San Martín a Payo. 

Con el tiempo el señor Ojesto fue diputado a Cortes, gobernador civil de Valencia, Barcelona y Granada y estaba en posesión de la Gran Cruz de Isabel la Católica. 

Al margen de su actividad política nuestro paisano de adopción era esencialmente un hombre de estudio.  Tanto por propia iniciativa como por sugerencias de su hijo Carlos se invitó al filólogo don Federico de Onís, quien andaba por El Rebollar, para que acudiera a San Martín a conocer la fala. El profesor de Onís sorprendido por la existencia de un idioma nuevo para él escribió en agosto de 1910 una carta a su maestro don Marcelino Menéndez Pidal que para que éste entendiera de que le estaba hablando fue traducida al “mañego” (la fala de San Martín) por el farmacéutico don Bernabé Martín Donoso.Al recibir la carta y observar la originalidad del mañego don Ramón se apresuró a venir a nuestra villa acompañado de su esposa. 

El mismo año de la presencia de Federico de Onís en San Martín de Trevejo, don José López Vidal publicaba en “sanmartiniego” (así lo llamaba él) un artículo en la prestigiosa Revista de Extremadura.

Poco después llegaron a casa de los Ojesto-Godínez de Paz el filólogo alemán Fretz Krüger y el portugués Leite de Vasconcelos. Los estudios de todos estos filóogos hicieron que “a fala” dejase de ser considerada un vulgarismo pase ser reconocida como un idioma singular. 

Don Nicolás de Ojesto falleció en San Martín el 18 de agosto de 1918.  Su amigo y paisano el cardenal Almaraz sintió profundamente su muerte. Cuando le fue posible, y venciendo las dificultades que el viajar por los malos caminos de entonces encerraba, se llegó hasta San Martín al único objeto de consolar a los familiares de su buen amigo fallecido y ofrecer sufragios por su alma. El 15 junio de 1920 el cardenal Almaraz junto a los obispos de Salamanca y Ciudad Rodrigo llegó a nuestra villa. Posiblemente la iglesia de San Martín nunca se había visto honrada, ni volverá a serlo, por miembros tan notables de la jerarquía eclesiástica. 

No era el primer cardenal arzobispo de Toledo que venía a nuestra comarca. Ya lo había hecho anteriormente el cardenal Guisasola invitado por don Daniel Berjano.

Una breve biografía de don Nicolás de Ojesto se encuentra en el libro de Enrique ESPERABÉ DE ARTEAGA: Diccionario enciclopédico ilustrado y crítico de los salmantinos ilustres y beneméritos. Madrid, 1952.

Acaso tenga interés nuestro artículo:

DOMENÉ, Domingo: Orígenes históricos y pervivencia de “a fala”. Revista Alcántara, nº. 68, págs.. 79-94. Enero-junio 2008. Diputación de Cáceres. Puede consultarse en la Biblioteca Virtual de Sierra de Gata. 

EL SIGLO XX-2. La familia Ojesto: se redescubre la fala