viernes. 19.04.2024

Hay quien afirma rotundamente que nuestros jóvenes ya no leen. Nosotros creemos, sin embargo, que siempre ha habido a quien le ha gustado la lectura y quien ha preferido otras formas de entretenimiento. Esto no es nada nuevo.  El último informe de PISA, no obstante, sitúa a nuestra región en la cola en lo que se refiere a comprensión de textos y parece confirmar, por lo tanto, esta premisa.

Así que es gratificante situarse en la otra cara y ahí encontramos, por ejemplo, al joven extremeño Pablo Rubio, estudiante de Periodismo en Madrid, que a sus 19 años ya ha publicado su primera novela, Conjuro (La bola de cristal) y quien, pese a su juventud, nos regala unas interesantes reflexiones sobre la lectura. Merece la pena conocer a Pablo un poquito más.

¿Cuándo comenzó tu afición a la lectura? Con siete años. Aprendí a leer en Educación Infantil, pero al principio me resultaba muy aburrido. Recuerdo que me gustaban especialmente los cuentos y adivinanzas de Gloria Fuertes, así como los de Las Tres Mellizas. Pero el libro que despertó mi afición por la lectura fue Ingo y Drago. Después vino Harry Potter y la piedra filosofal, y desde entonces no he parado. Nunca he sido capaz de estar sin un libro entre las manos.

¿Influyó de alguna manera el centro escolar (profesores, compañeros...) para iniciarte en la lectura? Sin duda influyeron. Me gusta recordar como anécdota que mi profesora de 1º de Primaria me escribió en el boletín: “Debe leer y escribir durante el verano” y todavía conservo esta nota con cariño. Puedo decir que mis profesores acrecentaron mi interés por leer. Yo creo que es importante que se suprima no la lectura obligatoria, pero sí los libros obligatorios. Que te impongan un libro es sumamente irritante porque te quita tiempo para dedicarte al que a ti realmente te interesa. Motivar no es imponer, eso hay que tenerlo claro.

Yo tuve mucha suerte porque mis profesores de Secundaria me explicaron las grandes obras de la literatura española –los clásicos- pero sin obligarme a leerlas. Me despertaron el gusanillo, que es hilar más fino y a la larga mucho más productivo. Las sagas literarias que devoran niños y adolescentes son cada vez más comunes. ¿Por qué no valerse de ellas? Es una buena forma de motivar la lectura, porque sabes que les gustará.

¿Conservas las primeras historias que escribiste? No, y es una pena. Comencé a escribir con apenas ocho años. Mis primeras historias eran protagonizadas por personajes de mis libros preferidos, en situaciones distintas, pero las he perdido. A partir de los trece años me volví más ordenado y conservo, por ejemplo, el primer borrador de La Bola de Cristal, un manuscrito de veinte páginas.

¿Algún escritor de referencia? No hay uno solo. Hay escritores que son referencia por el contenido y otros por el estilo. Por ejemplo, J. K. Rowling es una referencia por la creación de un mundo mágico y su singular tratamiento de la mitología. Jane Austen, por otra parte, es una referencia en cuanto al estilo, así como James Barrie o Pérez-Reverte.

Cuéntanos cómo surgió la idea de escribir esta historia. Surgió debido a la exposición repetida a las canciones de los años 80, especialmente Alaska y Tino Casal. La canción Abracadabra despertó la idea de un objeto mágico similar a los tesoros buscados por Indiana Jones, y en la línea de otros grandes objetos de la mitología clásica y los cuentos: la caja de Pandora, el espejo mágico de la madrastra de Blancanieves, la lámpara maravillosa de Aladino...

Para definir por completo a los personajes hizo falta otra canción, Embrujada, de Tino Casal, gracias a la cual concebí a la gran estrella del libro, la extravagante y arrolladora Isabel Conjuro, una bruja con delirios de grandeza de un pasado glorioso, pero corroída por las desgracias, los fracasos y el alcohol y así hasta completar el resto de los personajes.

¿Para qué edades recomendarías tu libro? Quizás es ideal a partir de once años, porque los niños tienen ya suficiente madurez para entender algunas cosas que pasan. El libro está escrito por un adolescente y protagonizado por un adolescente, así que creo que estos lo disfrutarán mucho.  

¿Qué sentiste cuando te dijeron que iba ser publicado? Era un sueño hecho realidad. Es bien cierto que se trata de autoedición, pero la idea de que por fin iba a ver mi creación en papel era maravillosa. Escribir un libro es verter una parte de tu alma en él.

¿Talento, esfuerzo o ambas cosas son necesarias para escribir? El talento es necesario, pero no es suficiente sin el esfuerzo y la constancia. Hay que leer mucho y escribir continuamente. Leer para adquirir conocimientos, contenidos y estilo. Y escribir para ponerlo en práctica. Y leer más de nuevo para encontrar en qué se ha fallado. Y volver a escribir para mejorar lo anterior. Y nunca parar.

Enhorabuena Pablo.

Pablo Rubio publica, con 19 años, Conjuro, su primer trabajo literario