sábado. 20.04.2024

Hoy reiniciamos esta sección dedicada a la divulgación de obras de autores extremeños contemporáneos. Y lo hacemos satisfechos porque, afortunadamente, nuestros escritores siguen dando mucho que hablar. La novela de Jesús Carrasco, Intemperie, ha sido galardonada con el Premio Libro del año 2013; Eugenio Fuentes nos sorprendió con Si mañana muero, ambientada en la Guerra Civil española y alejada del género negro, por el que el que es más conocido. Sabemos que David Narganes nos sorprenderá con otra de sus historias antes de fin de año; el joven Hilario Jiménez comienza a dar sus primeros pasos narrativos con Exprimiendo limones de madrugada; Vicente Rodríguez Lázaro presenta en unos días  El intercambio… En definitiva, una serie de publicaciones que nos hacen creer cada día un poco más en la calidad de los escritores extremeños.

Y entre estos narradores que siguen abriéndose camino en el difícil mundo de la literatura, nos centramos hoy en José Antonio Leal Canales (Villa del Rey, 1958). Es autor de cuentos galardonados con varios premios, como los recogidos en Maneras de morir, en torno a la muerte vista desde diferentes perspectivas; y de novela corta (Valbanera o la esperanza –Premio Felipe Trigo-, Cita en la Habana). Posteriormente, se inició en el género negro con títulos como Los pasos del camaleón y El fuego y las cenizas. Con El testimonio del becario fue galardonado con el Premio Ciudad de Badajoz.

Hemos escogido esta última, El testimonio del becario, porque es un ejemplo de lo que se entiende como novela negra. Su protagonista, Pablo Romano, individuo decadente, profesor de Escritura Creativa becado por un año en la Universidad, se mueve en un ambiente de injusticia (en su caso literaria) que lo hace desembocar en un crimen consecuencia de sus inseguridades. Es el protagonista quien nos cuenta desde la cárcel todos los acontecimientos vividos a lo largo de un año y que lo han conducido hasta su situación actual. La acción se desarrolla en Parada, tras la que puede esconderse cualquier  ciudad provinciana, pero en la que reconocemos fácilmente a  Cáceres, sus calles, sus cafés, el ambiente que caracterizó a la pequeña urbe durante unos años.

Todos los personajes los conocemos a través de la versión que tiene de ellos el propio protagonista; todos, a su juicio, tienen algo que ocultar, lo que los convierte en sospechosos del crimen que aquí se narra. De esta forma, consigue que el lector se una también en primera persona a esa investigación que se va realizando. Pero José Antonio Canales avanza un poco más y, traspasando los límites del género, aprovecha la novela para hacer una crítica del mundo editorial y del mundillo cultural, de las dificultades con las que se encuentran los escritores que quieren abrirse paso en el difícil mundo de la literatura, de las intrigas universitarias, de la propia ciudad anclada en el pasado.

Una interesante elección para los amantes de este género.

La novela negra del extremeño José Antonio Leal Canales