viernes. 29.03.2024

LA HIDROELÉCTRICA DE LA CERVIGONA. La fuerza de la voluntad

Sólo la tenacidad y la fuerza de voluntad de unos hombres, que creyeron en un proyecto de futuro y en el porvenir de una zona, consiguieron que una central hidroeléctrica se pusiera en marcha en un terreno abrupto del término municipal de Acebo (Cáceres), colocando la maquinaria necesaria en una zona natural de difícil acceso

MAQUINARIA HIDROELEìCTRICA LA CERVIGONA

No es posible colocarse en el lugar de estos emprendedores para comprender que idea les movió y que asunto les motivó para emprender tan ardua empresa, pero lo cierto es que la pensaron, la proyectaron, la ejecutaron y la pusieron en marcha, algo no siempre posible en la nuestra Sierra de Gata.

Paradójicamente estos hombres no procedían de los municipios de nuestra Sierra, siéndolo de aguas arriba, al norte de esta Comarca.

Uno de ellos, el señor Godiño o Godino, era vecino del municipio salmantino de San Felices de los Gallegos, un precioso pueblo del taurino partido judicial de Vitigudino. Pertenece a la comarca de El Abolengo, cerca del aforado Ciudad Rodrigo

Otro de estos arriesgados empresarios, don Pedro Hernández Comerón, era natural del antiguo municipio salmantino de Santa María de Liminares (1175), que es el actual Lumbrales, colindante al norte con San felices de los Gallegos, con el que comparte comarca y jurisdicción. También era de este pueblo don Ricardo Galván, el mayor accionista de la creada, para este fin,  Sociedad Anónima Hidroeléctrica de la Cervigona (1911).

Ambos pueblos adscritos a la Región Leonesa o Reino de León, según la división de 1833 realizada por Javier de Burgos. Hoy provincia de Salamanca, Comunidad Autónoma de Castilla y León.

Una historia paralela a la de Acebo, pueblo en cuyo término se construyó la Hidroeléctrica de la Cervigona, es esta de San Felices de los Gallegos, ya que acabó perteneciendo a la Casa de Alba (S. XV), siendo anteriormente fundada por el obispo de Oporto (s. VII) y poblada por gente proveniente de la antigua Gallaecia, los gallegos del norte, para ser repoblada, en sucesivas oleadas, desde Ramiro II de León (s. X).

Lumbrales, también fundado y repoblado por el Reino de León (1175), tiene en su término el castro vetón de Las Merchanas.

El Parque Natural de las Arribes del Duero, al que pertenecen tanto San Felices de los Gallegos como Lumbrales, tiene una parte portuguesa conocida como Parque Natural do Douro Internacional o los Arribes do Douro, a la que pertenece también la Tierra de Miranda do Douro, comarca lusa de la que hemos hablado en este digitalino a raíz de conservarse tambíen en ella la lengua asturleonesa, en la modalidad de mirandés.

Estos dos aguerridos empresarios pusieron en marcha la idea original de aprovechamiento del cauce del río Acebo, aprovechando el desnivel que proporcionaban los saltos de agua de las Cabezas de la Cervigona.

Los esforzados ingenieros desviaron el agua de su cauce original, desplazándola en bajante hacia la izquierda, a un estanque de piedra construido al efecto para ser embalsada. Desde una de las salidas del estanque colocaron, ladera abajo del monte, unos gruesos tubos de hierro, que lo comunicaron con la minicentral hidroeléctrica, como conducto mediante el cual el caudal de agua circulaba a gran velocidad. Ahí se encontraba con una gran turbina dispuesta para activar un generador y producir la deseada energía eléctrica.

Este gran desnivel habido entre el aliviadero del azud, que es donde se encuentra el estanque, y el nivel normal del río, donde queda la Hidroeléctrica permitió una potencia eléctrica de 10 Mw (10.000.000 w).

Hay que recordar que el estanque abastecedor está, más o menos, a la altura del popular salto de agua de la Cervigona, zona de gran interés natural y ecológico, donde el ojo empresarial de don Pedro H. Comerón supo ver el aprovechamiento de sus aguas bravas. Pero también en una zona abrupta de difícil acceso para el transporte y colocación de la maquinaria e infraestructura de la Central.

En las Cabezas de la Cervigona, un cauce de agua, desde un derrumbadero de cerca de 70 metros de altura, precipita un torrente formado por las aguas que bajan de Castilla, desde la parte este del monte Jálama, creando una preciosa cascada, en caída libre perpendicular a una artesa de cerca de 2 metros de profundidad, creada por el impulso y la erosión permanente del agua.

Es en esta cuenca profunda, que conforma una sima en forma de embudo, la que da nombre a la Cervigona (cuello de la ladera), con 250 metros de profundidad por su boca y 200 metros de diámetro. En por una zona poblada de encinas de enorme magnitud y diversos árboles silvestres, enlazado fuertemente entre si, con un suelo lleno de mataescoba y retama donde consiguieron hacer llegar toda la maquinaria posible necesaria para generar electricidad.  Aunque para ello utilizaran un acceso menos abrupto desde Castilla.

Un silencio sólo roto por el alboroto de los pájaros y el murmullo incesante del agua del río Jálama o Cervigona y de los regatos del Espartal, El Malo y el Gamular, fueron testigos de excepción de tan singular hecho.

Pero no sólo fue necesaria la construcción de la Fábrica de la Luz para albergar la turbina y los generadores de corriente, o la colocación de los tubos para la conducción del caudal de agua, también había que transportar la corriente electrica a sus puntos de consumo.

En la Bocha, a la altura del regato del Caíz o Cahíz se encontraba la subestación eléctrica, conocida como la Casa de los Chanes, donde estaban ubicados los equipos e instalaciones necesarios para la transformación de la tensión de la corriente eléctrica y elevar la tensión a la salida del generador, realizando el transporte de energía eléctrica a voltajes elevados, reduciendo las perdidas por las resistencias. En un principio esta subestación, conocida como la Casa Vieja, se construyó en el Camino Viejo, siguiendo la pista del Coto, cerca de las pilas de la Fuente de los Judios.

Fueron beneficiarios a los pueblos de Acebo, Cilleros, Eljas, Hoyos, Perales del Puerto, San Martín de Trevejo, Valverde del Fresno, Villasbuenas de Gata y Villamiel, núcleos que reunían a 16.626 habitantes en 1930.

Decíamos que para las obras de acondicionamiento, construcción y aprovechamiento del caudal hidráulico hicieron la presa y desviaron el agua del salto de la Cervigona, por un acueducto, a un depósito, desde el que tendieron la tubería, loma abajo del regato llamado El Espartal, hasta el edificio.

Para poder llevar la maquinaria desde la carretera de Ciudad Rodrigo, tuvieron que hacer una pista desde el sitio llamado Carvajales, por la Cueva de los Llanos, al depósito y desde allí, con maromas, sujetaban las piezas hasta dejarlas en la fábrica.

Esto quiere decir que la maquinaria, tubos de hierro y demás grandes piezas necesarias para la producción de energía electrica entraron por la provincia de Salamanca, por la carretera que conduce a Ciudad Rodrigo, en camiones o carros de vacas y bueyes, y, dejando el cruce de los Carvajales, entraron por el término municipal de El Payo.

Mediante una pista de tierra construida al efecto llegaron a las cabezas de Cervigona, a la altura donde tenían construido el estanque para el deposito de agua, y de ahí con gruesas cuerdas, me imagino que ayudados de algún sistema de poleas, consiguieron bajar la maquinaria a la fábrica construida junto al cauce del río.

NOTA: Para más información, ver artículos de este mismo autor publicados por Sierra de Gata Digital: “Hidroeléctrica de la Cervigona. Para qué abarate la luz”, del 13 de enero de 2014. “La hidroeléctrica de Robledillo de Gata”, del 20 de enero de 2014. “La Hidroeléctrica de la Cervigona. La ilusión de un proyecto”, del 27 de enero de 2014. “La Hidroeléctrica de la Cervigona. La hegemonía de Iberduero”, del 3 de febrero de 2014. “Hidroeléctrica de la Cervigona. Un enclave privilegiado”, del 10 de febrero de 2014. “Hidroeléctrica de la Cervigona. La penúltima esperanza”, del 17 de febrero de 2014.

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LA HIDROELÉCTRICA DE LA CERVIGONA. La fuerza de la voluntad