viernes. 29.03.2024

Reflexiones (IV)

 El camino de la vida tiene dos veredas y ambas tienen paisajes diferentes y complementarios. A veces oímos el viento por la derecha y creemos que habrá lluvia y luego el calor por la izquierda  nos hace pensar que el tiempo será seco

Reflexiones
Reflexiones

La vida es un camino que no hay que recorrer dormidos, ni un camino que haya que recorrer exclusivamente despiertos. El camino de la vida tiene dos veredas y ambas tienen paisajes diferentes y complementarios. A veces oímos el viento por la derecha y creemos que habrá lluvia y luego el calor por la izquierda  nos hace pensar que el tiempo será seco.

Solo se trata de aceptar el clima de cada día, como en la vida, y aunque los meteorólogos saben mucho, los huesos del cuerpo humano saben muy bien que clima va a hacer.

La vida es un camino para andar, no para correr, porque aunque corras no iras más deprisa y solo conseguirás envejecer antes.

A veces seguimos al de adelante para no perdernos y le miramos tanto que nos perdemos el paisaje y luego sin saber el paisaje que hemos recorrido, nos podemos perder si desaparece el que va delante.

También en el camino nos podemos encontrar a los vendedores, a los tramposos y a los ladrones, por no hablar de los transmisores de miedos, de creencias y de maleficios varios que te lanzan si acaso no les escuchas.

Hay vendedores hábiles que embaucan con sus palabras y cuando te han comida la comida o aparece otro caminante con una comida aparentemente mejor, te abandonan sin miramientos. Esos suelen ser los peores, porque crean en ti expectativas que te arruinan el bolsillo y el corazón.

Todos en algún momento hemos sufrido a algún embaucador ¿no?

Suele ser gente que tiene delirios de grandeza, que necesita de los demás para llevarlos adelante, pero que se puede bajar del asunto, cuando note que no va como él quisiera (algo normal en los delirios de grandeza) y no les remuerde la conciencia en absoluto el daño infligido a los demás.

Los que venden creencias suelen estar alineados a los que venden miedos, porque al miedo solo se le controla si tenemos la creencia que algo superior nos protege y así andamos por el camino tratando de ser coherentes pero estando sometidos a las influencias de quienes no viven su vida, sino que la viven a costa de otros. A esos se les llama parásitos. 

No olvidéis que la vida hay que vivirla en función de los sueños, porque los sueños son la expresión externa de nuestro camino interior o sea de lo que debemos experimentar en esta vida.

En las diferentes etapas del camino de la vida uno nace pastor para poder liberar su mente y su espíritu, que quizá en otra vida han estado atormentados.

Quizá en la vida uno nace pastor porque no necesita más matemáticas que las necesarias para contar las ovejas, y ni eso, pues las conoce a todas.

Quizá uno nace pastor para poder aprender de la naturaleza toda la sabiduría que necesita y poder compartirla con el aire y  con el agua.

Quizá uno nace pastor para ser fiel a si mismo y no traicionar su esencia como ser humano.

Yo creo sinceramente que hay que ser pastor alguna vez en la vida, para saber cuando hay que hablar y cuando hay que escuchar.

Los seres humanos llevamos un pastor interno que apacienta nuestras pasiones, que nos conecta con la naturaleza y da más importancia a lo emocional  que a lo intelectual, porque sabemos que lo emocional une y lo intelectual pone límites.

A veces te encuentras en un punto del camino que alguien se te acerca, te anima, te jalea…, pero no pienses que siempre va a ser así, enseguida se os acercaran a daros golpecitos en la espalda y a pediros favores; tomaos la cosa con sentido del humor, sonreíd, dad las gracias y decid “no”.

El camino será largo y gratificante pero no exento de tensiones. El oficio de herrero es muy ilustrativo y simbólico: solo poniendo el hierro al rojo vivo se puede moldear. De igual manera todo proyecto y aprendizaje necesita energía hasta ponerse al rojo; entonces es cuando se le da la forma definitiva, pero atención, después hay que enfriarlo.

También me parece un milagro el proceso de la mente humana que, visto desde una perspectiva no convencional, se parece al del clima de este planeta, y es que la mente de cada lugar está configurada de acuerdo al clima en el que vive. Hay quién vive en el desierto y su mente es poco creativa y muy poco emocional, donde la vida y la muerte no permiten que broten las lágrimas, y hay quién vive en zona fría y sus procesos mentales están encapsulados en celdillas muy elaboradas y también muy poco emocionales. Luego están los que están en zona tropical y ahí sus procesos son como los huracanes y tifones, muy emocionales y viscerales, pero no saben estructurar sus pensamientos, y por eso les cuesta evolucionar como sociedad, al contrario que los fríos y calculadores que lo tienen todo muy organizado pero carecen de fantasía y por ello son menos felices; y por último están los que viven en zonas intermedias y que suelen ser los generadores de culturas porque tienen los dos hemisferios más equilibrados.

La verdad es, que lo que evoluciona es el soporte de la mente y aunque os parezca prosaico, el alma humana se encuentra mejor y con más posibilidades de expresión dentro de un cerebro desarrollado antes que en uno solo emocional. 

“Caminante no hay camino, se hace camino al andar…”

Hasta otro día amigos.

Un abrazo. 

Agustín

Reflexiones (IV)